domingo, 19 de abril de 2020

PDI-ULL y Covid19: ¿confrontación o diálogo? ¿crítica o cooperación?

El proceso de adaptación al nuevo y complejo escenario que representa el COVID-19, plantea enormes retos para el alumnado, PAS y profesorado


¡IMPORTANTE! En los próximos días informaremos
del resultado de las negociaciones entre la representación
sindical del PDI y el equipo rectoral de la ULL
Una situación excepcional ha trastocado la docencia e investigación de la universidad española, alterando en menos de 24 horas, sin tiempo de adaptación, el proceso de enseñanza-aprendizaje hacia una docencia en línea. Esta situación excepcional requiere de colaboración, solidaridad y una alta dosis de empatía de toda la Comunidad Universitaria.

En CCOO creemos que es vital que se ponga en valor la excelente labor que están realizando los/as docentes, reconociendo su encomiable esfuerzo y descomunal dedicación en condiciones totalmente adversas de confinamiento, dificultad de reconversión de asignaturas, escasez de medios materiales, problemas de conciliación y sensaciones de vulnerabilidad y soledad

Estamos convencidos de que una respuesta adecuada en esta situación de emergencia exige instrucciones simples y clarificadoras. La información ha de llegar a tiempo y no debe sobrecargar aún más al profesorado. La incertidumbre perjudica no solo al personal docente, sino también a nuestro estudiantado, quienes viven la situación con ansiedad y con preocupación junto a sus familias.

En estos momentos difíciles, en los que no se nos escapa que toca arrimar el hombro, sobra la confrontación y la generación de conflictos infértiles, y no sobra la comunicación fluida a la par que vigilamos los derechos del colectivo al que representamos. En este sentido, quienes representamos al profesorado de la ULL, creemos en el trabajo para la resolver los problemas que afectan a nuestro colectivo, primando el diálogo frente a la confrontación. Desde CCOO manifestamos nuestro compromiso ineludible con acciones que posibiliten mejorar la situación de incertidumbre que nos ha tocado vivir. Superarla depende del esfuerzo de todos".

2 comentarios:

  1. Juvenal Padrón Fragoso20 de abril de 2020, 16:12

    Es propio de momentos excepcionales que la incertidumbre y otras reacciones humanas se hagan presentes en el proceso que tenemos que andar conjuntamente y en el cual las interacciones se tienen que ir retomando continuamente con soluciones que no son ni mucho menos infalibles. Pero, para que se puedan retomar de manera efectiva para mejorar es necesaria la comunicación y el debate libre. Lo que nunca debe estar confinado es el debate de las ideas. De ahí, que asimilar la manera de afrontar las tareas docentes y organizativas en un maquinaria tan compleja como la de una institución de educación superior y en un contexto marcado por la interdependencia imperativa de las circunstancias nos obligue a todos a enfrentarnos a nuevos retos sin previo entrenamiento. Eso conduce a insatisfacciones y recelos en muchas direcciones, pero que no son otra cosa que las resistencias humanas propias de una situación extrema como hemos dicho.
    El sistema que tenemos que asimilar, y vamos haciéndolo poco a poco, es un escenario complejo pero con un potencial increíble para mejorar de cara al futuro. Pero, lo que interesa ahora mismo es cómo resolver las mismas tareas de antes con estrategias y recursos nada, poco o mucho, empleados previamente según los casos. Esto da lugar a pensar que las medidas estandarizadas no son viables, porque prima la diversidad, y no solo en esto último.
    ¿Es una tarea que desborda? Subjetivamente si, pero objetivamente, no necesariamente. Me explico. La situación es novedosa en su conjunto, pero no es inabordable. A veces la visión académica nos saca del pragmatismo que nos puede adentrar en nuevas experiencias a base del único método eficaz en situaciones extremas y también no tan extremas. Me refiero a una visión heurística como es el modelo de ensayo y error o prueba y error. Pero tropezamos como he dicho con las reacciones humanas que son naturales y que no requieren de apoyo psicológico, sino de practicidad. El otro día, en otra reflexión para otro medio, pero referida a la misma problemática, rescataba un idea de gramschiana que desde la primera vez que la leí en mi adolescencia me produjo un especial impacto. La podríamos resumir en afrontar la realidad venciendo “el pesimismo de la inteligencia con el optimismo de la voluntad”.
    La universidad española y en concreto la nuestra se convulsiona como resultado de pasar de una situación a otra sin previo aviso y sin las alforjas preparadas o, más bien, preparadas del todo y de igual manera en todos los casos.
    Esto nos debe llevar a pensar que lo que tenemos por delante no es continuar lo anterior, tanto en el contenido como en la forma, sino diseñar estrategias organizativas y docentes, sin pretensiones de infalibilidad pero si de eficacia. La implementación de estas y la observación de lo que ocurre nos tiene que llevar a la práctica de reconfeccionarlas continuamente en un recorrido en espiral por el método al que ya me referí de ensayo y error.
    En definitiva, se trata de responder reflexiva y profesionalmente a cuestiones acerca de cómo queremos que aprenda el alumnado, cómo generar procesos de autoaprendizaje basado en la investigación autónoma (cómo aprender a aprender), qué tareas y cómo corregirlas para comprobar los aprendizajes desde una fórmula de feedback y ser sensibles a los intereses que demandan nuestros clientes sobre qué aprender y de qué manera quieren aprenderlo.
    En suma, pensar sobre estas cuestiones invita a serenarnos y sentir inquietudes profesionales muchas veces olvidadas por someternos a una visión excesivamente técnica y alejada de valores humanistas.

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  2. (Continuación de mi anterior comentario)

    Debido a que por la limitación de caracteres tuve que dejar en el tintero algunas cuestiones, las pongo a continuación:

    Hay un conjunto de problemas en este terreno de los que voy a seleccionar algunos de ellos:

    -Una de las variables a tener en cuenta es garantizar el contacto regular con el alumnado. Para ello disponemos de recursos variados y de diferente nivel de complejidad para poder seleccionarlo de acuerdo con nuestras posibilidades y criterios de adaptación.
    -Vehicular pruebas y actividades a través de internet es algo perfectamente viable con el conjunto de herramientas disponibles en los servicios que ofrece la ULL y otras improvisadas por los usuarios.
    -La labor docente es factible por medio de sistemas y plataformas propias de la institución y el asesoramiento debido. Posiblemente, en cuanto al asesoramiento, habría que señalar cierta insuficiencia, por lo menos yo lo he detectado así, en buscar un complemento indispensable para el profesorado más rezagados, por las razones que sea, en el uso de las técnicas elearning, que puede consistir en una formación que podemos llamar exprés que proporcione los conocimientos esenciales para navegar, nunca mejor dicho, en esta metodología docente.
    -También habría que ver estos modelos, basados en las tecnologías, como el futuro que viene. De ahí, que tener en perspectiva partir de la experiencia que estamos desarrollando para continuarla posteriormente, no viéndolo como algo provisional o de tránsito, sino como un modelo innovador, me parece una idea excelente ante los cambios que en la sociedad se vienen desarrollando desde mucho antes del COVID-19 y que afectan a la educación en general.
    -Determinados problemas -diría que casi todos los que estamos viendo en el plano docente- vienen arropados de comportamientos y conflictos que para nada tienen que ver con el contexto concreto que estamos viviendo que exige una visión también concreta. Los esquemas y posicionamientos en la política universitaria que se imbrican todos ellos con los procesos pedagógicos se tienen que ver con unas perspectivas absolutamente nuevas, como pueden ser la metas a alcanzar, la selección de contenidos, el diseño de las metodologías de enseñar y aprender o la evaluación. Todo ello tendríamos que enfocarlo desde las exigencias actuales que no se pueden someter a las de antes. Por eso, por mucho que cueste desprendernos de ideas y modelos que han dado respuestas, mejores o peores, en una situación de normalidad, es indispensable que dejarlos en el camino previa construcción de alternativas en el sentido que ya he explicitado más arriba. Hay que pasar del debate político basado en intereses al debate pedagógico (metodologías, formas de aprendizaje, diseño curricular, o, dicho de otra manera, sobre lo que se aprende, por qué, para qué y cómo evaluarlo.
    En definitiva, se trata de responder reflexiva y profesionalmente a cuestiones acerca de cómo queremos que aprenda el alumnado, cómo generar procesos de autoaprendizaje basado en la investigación autónoma (cómo aprender a aprender), qué tareas y cómo corregirlas para comprobar los aprendizajes desde una fórmula de feedback y ser sensibles a los intereses que demandan nuestros clientes sobre qué aprender y de qué manera quieren aprenderlo.
    En suma, pensar sobre estas cuestiones invita a serenarnos y sentir inquietudes profesionales muchas veces olvidadas por someternos a una visión excesivamente técnica y alejada de valores humanistas.

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